Perlé por el mundo. Etapa 2
ETAPA 2 11 de Julio de 2016 “En esto descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo…” (Cap. VIII, 1ª parte de “El Quijote”) Hoy el viaje lo inicias bajo la protección de los molinos
ETAPA 2
11 de Julio de 2016
“En esto descubrieron treinta
o cuarenta molinos de viento
que hay en aquel campo…”
(Cap. VIII, 1ª parte de “El Quijote”)
Hoy el viaje lo inicias bajo la protección de los molinos criptanenses que turbaron el seso de Don Quijote hasta verlos convertirse en tremendos gigantes. Son herederos de aquellos artefactos que luchando a cielo abierto han permanecido a lo largo del tiempo y que, hoy son ellos, se rinden ante el encantamiento que les produce tu hazaña; y con tu marcha anhelan volver a verte en futuros momentos para escuchar de tus labios historias de lugares lejanos que ellos no pueden imaginar.
Con el recuerdo de las emociones del día anterior, te pones en marcha bajo la influencia del abrasante viento Moriscote que, procedente del sur, propone un día seco y cálido ejemplo del más tórrido julio manchego.
Y poco a poco los efluvios de la fiesta de ayer van dejando paso a la realidad de la aventura. La soledad del camino demuestra, como tú dices, “que cada kilómetro hay que ganárselo”.
Y despides tu provincia, Ciudad Real, en la vecina Pedro Muñoz para adentrarte en Cuenca. Y la Mancha Conquense se abre en plenitud delante de tu montura mostrándote sus colores que adivinan el viñedo y el cereal; y en esos oteros próximos de Mota del Cuervo sigues siendo vigilado por siete molinos que son colosos vigías que no quieren perderse un ápice de tu devenir por la llanura manchega.
Y llegas a Belmonte, donde el majestuoso Castillo te recibe a sus pies y te invita a un reconfortante baño en la piscina local, donde asombra escuchar de tus labios la andanza en la que te encuentras inmerso.
A seguir tu recorrido, el espíritu de Fray Luís de León, nacido en la villa belmonteña, sobrevuela tu tránsito esperando recibirte dentro de dos años y mantener un diálogo sobre los recuerdos que, obviamente se iniciará con su popular frase: “Como decíamos ayer”.
Y terminas, en el destino de esta tu segunda etapa, en Osa de la Vega. Un pequeño pueblecito que acoge el descanso del guerrero para reponer fuerzas para la próxima jornada. Lejos la imagen triste de este pueblo por el recuerdo del macabro y célebre “Crimen de Cuenca”; ahora te recibe con los brazos abiertos dándote el sosiego que precisas para reanimar tus energías.