En el año 1790 se construyó el primer molino en tierras herencianas, debido a que éstos eran más baratos que los de agua, sobre todo teniendo en cuenta que los cursos de agua existentes en Herencia son bastante irregulares. Así, a partir de esa fecha se construyen numerosos molinos, llegándose a contabilizar hasta once molinos en 1807. Actualmente quedan siete ejemplares: «El Ama«, «La Sobrina«, «Dulcinea«, «Maritornes«, «La Dueña Dolorida«, «La Duquesa» y «Teresa Panza«,
En el año 2003 se ha acometido la restauración exterior de estos cuatro últimos, que contribuyen a aportar una imagen típicamente manchega a la localidad.